En el caso de estudio se observa que la paciente es
sometida a diversos sistemas de acceso de información visual y auditiva. En
cada uno de esos análisis se observa el problema que presenta la paciente para
interpretar frases complejas o estructuras semánticas que requieren de una
mayor comprensión. Esto se debe a que el trastorno se concentra en la pérdida
de la capacidad para comprender los elementos sintácticos y semánticos. Aunque
la producción lingüística no presenta obstáculos en cuanto a la fluidez y es
abundante en el lenguaje, hay una invasión de parafasias fonémicas. Además,
pueden presentar procesos de agnosia, definido como la falta de conciencia del
déficit (Martinez, 2008) que, para este caso clínico, no es observado.
A continuación se muestra cómo funcionan los sistemas
relacionados con el lenguaje en el caso de estudio.
El primer sistema relacionado es el sistema de acceso
a la información que está representado en el siguiente cuadro.
Paciente
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Persona
normal
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Según el reporte neurológico, la paciente no
presenta daños en el lóbulo occipital puesto que su vía sensorial visual no
se vio afectada después del trauma.
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En una persona normal, el II par craneano (nervio
óptico) se encarga de transportar el sentido de la visión. Esto se logra por
medio de la transmisión de información visual con este nervio que se
encuentra en el área 17 del cerbero situada en el lóbulo occipital, puesto
que en este lóbulo se procesa todo lo relacionado con la visón.
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La paciente presenta absoluta normalidad en el área
auditiva primaria, lo cual indica que, si bien el trauma ocurrió en el área
temporocentral, no se vio afectada esta vía sensorial. La paciente recibe y
responde a estímulos auditivos de forma normal.
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En una persona normal, las ondas sonoras entran a
través del oído externo (pabellón auricular y canal auditivo), se encuentran
con el VIII par craneano (vestibuloclear, también llamado nervio auditivo)
este es el encargado de transportar los impulsos nerviosos a través de los
huesecillos del oído medio (yunque, martillo y estribo) y conducir esos
impulsos transformados hacia el cerebro; más específicamente al lóbulo
temporal encargado de todos los procesos de audición.
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De acuerdo con los estudios realizados a la
paciente, no se observan daños en la vía aferente sensorial, ya que las
conexiones interneuronales que conducen los impulsos hasta el sistema
nervioso central, se encuentran intactos, además la paciente responde de
manera normal a estímulos táctiles.
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En una persona normal el sistema nervioso se divide
en dos: autónomo y somático, y la vía aferente sensorial discurre desde
la periferia del cuerpo hasta el centro. Habitualmente,
mediante conexiones interneuronales, se conducen los impulsos nerviosos desde
el receptor hasta el sistema nervioso central.
Las vías sensitivas están controladas por una única
neurona localizada en el sistema nervioso periférico, ya sea un ganglio
craneal o raquídeo.
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En cuanto a los sistemas de procesamiento de la
información, las ondas sonoras que se reciben en el oído se convierten en
bioimpulsos eléctricos en el órgano de Corti (Pérez, 2003). De allí mediante el
VIII par craneal se lleva hasta el núcleo coclear homolateral donde se da lugar
a la primera sinapsis (Pérez, 2003). Posteriormente se recibe el estímulo
auditivo en el tronco cerebral y de allí pasa al tálamo, el cual lo conecta con
las cortezas auditivas de cada uno de los hemisferios. En estos lugares se
analizan los estímulos auditivos provenientes del oído contrario, es decir, si
la corteza izquierda es la que se ve activada es porque el estímulo proviene
del oído derecho (Bustamante, 2007). Lo que hacen las cortezas es diferenciar
la información lingüística del ruido de fondo. Después de que se realiza el
proceso de selección se envían los impulsos nerviosos al área de Wernicke,
situada en el lóbulo temporal izquierdo (Bustamante, 2007). Al llegar a esta
zona se procesa la información lingüística con la intervención de las
circunvoluciones angular y supramarginal encargadas de la integración de los
sistemas auditivo, táctil y visual con los procesos lingüísticos (Bustamante,
2007). En este caso clínico, la lesión comprende un daño parcial a nivel de la
circunvolución supramarginal debido a que su función es comprender cómo han
sido unidas las palabras en una oración, lo que quiere decir que se ocupa de la
sintaxis lingüística. La circunvolución angular no presenta daño alguno en el
caso estudiado porque su función se concentra en identificar las palabras como
unidades (Bustamante, 2007).
La afasia semántica, como ya se dijo anteriormente, se
concentra en el área de Wernicke. Para hacer una descripción más específica de
su funcionamiento y localización, esta área se encuentra situada en la cara en
el córtex cerebral específicamente en la parte externa medial del lóbulo
temporal (Camacho & Chorres, 2001) como se observa en la figura 1.
Figura 1. Área de Wernicke en el extremo del lóbulo temporal.
La función más importante del área de Wernicke es
decodificar la palabra hablada para luego llevar a cabo un proceso de
significación con el fin de encontrarle sentido a lo que se dice, se escucha o
se lee (Camacho & Chorres, 2001). Esta función se activa cuando el
individuo, objeto de estudio, utiliza la memoria a corto y largo plazo con el
fin de recuperar el conocimiento de las diversas reglas gramaticales
específicas de la lengua que se está utilizando. (Camacho & Chorres, 2001).
En el área de Wernicke también se interpretan los sonidos y se dan procesos de
imaginación de cada uno de ellos. Este último hecho, convierte al área de
Wernicke en el punto receptor secundario auditivo (Camacho & Chorres,
2001). Esto permite establecer que el daño por el trauma cráneo encefálico
severo se concentra en los sistemas de procesamiento de la información a nivel
del córtex cerebral. Por lo tanto, de acuerdo al caso de estudio analizado, se
observa que este tipo de afasia no se encuentra sólo ceñida al lenguaje y sus
diferentes procesos de transformación en el cerebro, sino también a otros
patrones biológicos que coordinan las actividades cotidianas de cada
individuo.
Por otra parte, la paciente presentó desorientación
espacial y de localización durante el trabajo de diagnóstico de la afasia. Esto
se debe a que este tipo de pacientes afásicos presentan desordenes en el uso
correcto de coordenadas espaciales. (Caplan, 1992). Además, los afásicos no
procesan correctamente grandes frases bien elaboradas, aunque sí pueden darle
significado a palabras sueltas (Caplan, 1992). En la figura 2, se ilustra el proceso cerebral que se lleva a
cabo cuando un individuo afásico escucha palabras y cómo las procesa. A
diferencia de la figura 3, donde se observa cómo un individuo normal realiza el
proceso de producción de una palabra escrita. En un paciente afásico el daño en
el área de Wernicke evita que el proceso de compresión de estructuras
gramaticales se realice, así como algunos procesos de producción por la
interrupción del canal que une el área de Wernicke con el área de la Broca y el
cortex motor (Muñoz, Blázquez, Gonzáles, Galparsoro, González, Lubrini,
Periánez et al, 2009) (Martinez,
2008).
Figura 2. Actividad cerebral en un individuo afásico cuando se
escuchan palabras
Figura 3. Esquema en la producción de una palabra escrita.
Finalmente,
En el sistema de respuesta al procesamiento de la información, la paciente no
padece dificultades a la hora de producción de habla y kinésica; sin embargo,
sus respuestas a diferentes preguntas no son tan elaboradas por la lesión
sufrida, lo cual la diferenciaría de una persona de la misma edad. Durante el
examen final, al cual ella es sometida, sus respuestas son más elaboradas a las
que ella daba en los primeros exámenes, lo cual quiere decir que ella ha
mejorado; sin embargo, su producción no
llegará a ser la misma que la de una persona “normal”.